Nuevo evangelio

El nuevo evangelio.

Hora del averno.
El tiempo y la difamación borró la palabra, la  verdad antigua, la presencia del el verbo hecho hombre .
 El pecado emprendía el genocidio final  pues es  contranatura.

El verbo renació de la parcela de honestidad  ganada con sangre martir, de la reacción,de la luz a la  oscuridad. De la prosperidad de sus hacedores, nunca en la riqueza.

Sodoma y Gomorra renacieron en todas y cada una de las actitudes, los linajes y la hermandad se despedazan bajo el hechizo de tinta. La horra ,deshorra, el animal,  hombre y el hombre, hembra. La hembra  esclava .

Bajo el crecimiento de lo oscuro, El verbo , calumniado y difamado. Padres y hermanos venden sus lazos por ficción egoísta .

 Los salvadores  sordos y bajo las leyes mismas  que  Babilonia.

La ramera ya no oculta su presencia y locos hechizados adoran, se autodestruyen por ésta , sacrifican hermanos e hijos adorando a los becerros dorados.

El verbo hombre, clama a las puertas de su iglesia .

 Clama a sus hermanos, solicitándole  éstos oro a cambio, los anunciadores del  fin de los hombres, sacrificando  alguna que otra vida, desconfiando de sus  semejantes, se ciñen a la tradición para nada luego hacer.

Como a José, su sangre le vende a sus enemigos . abandonándolo de nuevo al martirio . Durmieron no oraron, olvidaron la fé, tansolo emitían las mismas palabras de la gran ramera.

El verbo clama en el desierto, pobre, humillado. Su sangre le ofrece en sacrificio.

 La gran ramera cobarde y sádica bebe su sangre y la de sus hermanos, le expone al enemigo mientras todos y cada uno participan de la orgía como limpia de propia sangre  y así postergar el sacrificio propio.

El hermano premia esposado a la ramera a los asesinos de su estirpe, a quienes  persiguieron a éllos y sus ancestros haciéndolos hicieron huír a otro Egipto y Babilonia.

Los asesinos son premiados y los hijos de los perseguidos no natos, por preservarlos de hambre y sed.

 El orgullo de los pueblos, el beneplácito del asesino;  éstos bajo los sacerdotes del becerro dorado. Blanqueados y cada vez mas podridos.

Regalan al salvaje y al hermano roban lo poco o nada de sus pertenencias.
Buscan otros un mesías bajo el influjo del sol y la luna a quienes pretenden eclipsar como señal de gran poder, corrompiendo los cielos.

La calumnia, es su palabra, la traición su ejercicio, doblándose a los vientos que soplan de sus apestosos alientos que ensucian todo cuanto alcanzan haciendo de alimento veneno abrillantado como manzana dorada.

El verbo.

La tinta ordena al hombre pecar y el verbo derrama la tinta ante la perplejidad de la gran ramera y la humanidad. La tinta se derrama y la sangre fluye.  Los ricos ropajes amanecen harapos y los pobres abrigo. Nada que le identifique, que le distinga tiene el hombre mas que su sangre y la palabra del verbo reencarnado.

Babilonia se desmorona. El becerro se derrite en su inexistencia . La cualidad defecto y el presunto defecto la cualidad. los primeros regresan a su puesto lanzando  manos  a los primeros últimos que las rechazarán. Su raza así será autodestruída. los aniquiladores a sí mismos , y el pecado original les deborará en su interior.

No buscaron  al Padre, elegieron dorados reyes  que inútilmente se ahogarán en su tinta, en su sangre, derramando ésta  de propios y agenos en su desesperación. Estirpes completas se extinguieron unas a otras. Así en cielo y tierra.

La gran ramera se regocijaba en su propia creacción pues mudos como EL, asistían los nobles al culpabilizador interrogatorio. De sus propios males acusaba al inocente que torturado por falacias léntamente dejaba la vida, falleciendo en vida. Forjándose a su espalda  la mano de la justicia divina.

Sin tinta , tansolo con su fétido verbo se apropiaba de los mares y de la tierra, desmembrándose por toda ella, empoderándose del hechizo en tinta del que  que una vez derramada, no volvió a soldar sus miembros, dándose que luchaba brazo contra brazo pierna contra pierna . De sus heridas  brotaban los hombres y las mujeres libres y desnudos como en un parto.

Sorprendidos y desorientados se fascinaban de la simplicidad y belleza del despertar.

Pueblos en jaulas hechizados por los brillos representados , sin dejar de repetir las infames escenas representadas de calumnia sangre y depravación. Incapaces de alejar la mirada de la cabeza cuyas serpientes. bomitaban oscuridad a la que adicción sufrían Absortos en contemplar su paisaje sus irreales lagos.

Un corazón de mujer fue el apoyo del verbo para verter la tinta. Tinta que al verterse acabó con la artificialidad y derramó verdad y luz.

Los pueblos demandaban oscuridad pues a ésta acostumbraron y heredaron desde su nacimiento. Alegaban su número y criterio para autodestruirse pero el verbo hizo justicia , bajo ésta vino la luz. El tiempo cambió.

La ramera atacada por sí misma negaba el pasado, negaba sus hechos y suplica perdón. Quitándole importancia a su fétido aliento y pútrida sangre. Suplicaba con pretensión de engaño  al corazón de la mujer.

El cielo emprendió batalla por los muertos olvidados, hoy vivos  y reconocidos que enterraron a la ramera y a sus hijos .Todo esto quedó sellado para los tiempos en sangre.

La ramera se resistía y quiso firmar pactos de fuego, pagar con luz de oscuridad pero todo fuego regresó a su hoguera.ante la perplejidad de unos y otros. La verdad y el verbo encauzaron el fuego. Lo real de lo figurado.

El lamento del hombre nunca mas por una sentencia figurada, nunca mas la tinta y el fuego doblegarían al hombre mientras permaneciese en la memoria.

El hombre bajo el Gran Ingeniero lo selló en piedra.